LA CONCORDIA FUE POSIBLE



Este es el epitafio que se puede leer en la tumba de Adolfo Suárez, el primer presidente de nuestra democracia. Una frase que se ajusta mucho a lo que fue la vida de Suárez, que supo interpretar el momento histórico que le tocó vivir y el papel que tocaba jugar en la Transición afrontándolo con coraje y valentía desde un lugar privilegiado como fue la presidencia del gobierno.
Buscó el consenso para que la democracia llegara a buen puerto en nuestro país.
Una búsqueda de consenso que tuvo muchos protagonistas, algunos favorecían que esto fuera posible, otros no tanto o se negaban a ello.
Fueron años de mucho diálogo, de acuerdos, en donde todos cedían algo de sus pretensiones por un bien común.
La Transición no fue una época fácil ni mucho menos, Suárez se gastó y desgastó en interminables jornadas para que un horizonte como el que disfrutamos ahora fuera real .
Mucho hay que agradecerle al presidente Suárez y a todos los que hicieron posible que la democracia se consolidara en nuestro país.
Hace cinco años de su fallecimiento, un político honesto, un gran estadista, fiel a sus ideas, dialogante y con miras altas que tenía claro su objetivo que era el de muchos.
En la última época de su vida la enfermedad hizo que se olvidara de que fue presidente del gobierno, pero la historia le recordará como el presidente que no se cansó de buscar consenso tendiendo puentes para el diálogo en unos momentos difíciles y delicados.
En el terreno personal la vida le golpeó duramente, perdió al amor de su vida su esposa Amparo Illana- y eso le marcó profundamente, también a su hija –Miriam- mucho dolor que soportar que acabó quebrándole.
Algunos han catalogado la vida de Adolfo Suárez como una tragedia griega, vivió la soledad política, los que antes le aplaudían lo dejaron solo, la tragedia personal con la muerte de seres queridos y la enfermedad propia que le fue apagando su vida.
Con él la concordia fue posible.

Alberto López Escuer

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